Gratitud: todo se trata de elecciones. Como te sientes, lo feliz que estás, lo estresado que estás, incluso lo bien que duermes, puede parecer que está fuera de tus manos, pero en realidad es una decisión que tomas.
Puedes elegir estar agradecido por lo que tienes y la felicidad seguirá. O puedes optar por concentrarte en lo que te falta, quién te ha hecho daño y lo que no está saliendo como lo deseas. ¿Y adivina qué? Te sentirás miserable.
Puedes culpar a otros, a las circunstancias o al destino de tu infelicidad. Pero al final del día, todo se trata de ti y de las decisiones que tomas. Eliges la felicidad o la miseria.
¿Cómo puedes asegurarte de tomar las decisiones correctas a lo largo de la vida?
Una de las formas más sencillas de asegurarse de vivir una vida feliz y plena es centrarse en la gratitud. Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo. Te enojas cuando tu amiga te deja plantado en tu cita para almorzar y eso está bien.
La forma en que elijas avanzar desde aquí es lo que marcará la diferencia. Puedes optar por detenerte en el desaire que crees que te dio tu amiga. Cuanto más lo piensas, más te enojas. En lugar de almorzar en el nuevo restaurante que estabas deseando probar, vuelves a tu automóvil, conduces a casa y dejas que se arruine tu día. Esa es una elección. Ahora veamos una diferente.
Mismo escenario. Tu amiga no asiste. Estás decepcionado y tal vez incluso un poco enojado. Respiras hondo, dejas ir esos sentimientos negativos y tomas una decisión basada en la gratitud.
¿Qué puedes encontrar en esta situación por lo que puedes estar agradecido? Tal vez has estado deseando tener un momento de tranquilidad a solas para poder escucharte pensar. Tal vez haya una tienda que hayas querido visitar o una película que hayas querido ver durante un tiempo y este es el momento de hacerlo. Quizás hay un viejo amigo al que tenías intención de visitar. O tal vez simplemente disfrutarás de una buena comida solo y comprarás algo para llevar para tu cónyuge cuando salgas por la puerta.
En lugar de regresar a casa enojado, regresarás a casa agradecido por estas pocas horas especiales que pasaste. Y quién sabe. Tal vez hables con tu amiga más tarde esa noche y descubras que tuvo una emergencia familiar que la hizo perder su cita para almorzar contigo.
¿Qué tan culpable te sentirías entonces por la ira que te permitiste sentir hacia ella? ¿Y qué tan culpable se sentiría ella por haber arruinado tu día? En cambio, concentrándote en la gratitud y aprovechando al máximo la situación, creaste la felicidad para ti. Si me preguntas, es una especie de superpoder.
Este artículo «Gratitud: todo se trata de elecciones», es parte de la serie: El poder curativo de la gratitud
